miércoles, 10 de marzo de 2010

Belleza y dureza en capas

Lo primero que llama la atención de un vehículo es su aspecto: su color, su brillo. estos dos últimos conceptos vienen dados por la pintura. Pero, además de este valor estético, la pintura desempeña otro valor fundamental: la protección de las partes metálicas de la carrocería, principalmente contra los daños originados por el óxido, que las dañaría y acabaría destruyéndolas. Los fabricantes dan gran importancia a ambas funciones, y por ello las garantías de los fabricantes de los automóviles contra la corrosión superan en 10 años a los 2-3 años de los elementos mecánicos y eléctricos.

La pintura en el automóvil está formada por varias capas superpuestas que cumplen funciones complementerias. todas ellas suman aproximadamente 100-125 micras de espesor, poco más que el grosor de un pelo. La mitad interior o de fondo protege la carrocería, alisa la superficie y facilita el agarre de las capas exteriores. A partir de ellas se incorporan las capas de acabado: el color y por último una capa transparente y fundamental, el barniz. Esta capa es la encargada de dar brillo y es la primera capa protectora contra agresiones mecánicas (gravilla, túneles de lavado, ...), químicas (excrementos de aves, rayos solares, ...) y medioambientales (cambios de temperatura, hielo, ...). Por todo ello, el barniz es una capa que tiene que cumplir varias características de manera simultánea: adherencia a las capas inferiores, dureza y brillo.
En fábrica, la aplicación de las distintas capas se produce dentro de la cadena de montaje, pasando por varias "bañeras" en las que se sumerge la carreocería aún desnuda, aplicándole así las primeras capas protectoras. Finalmente se aplican las capas de acabado: el color y el barniz. Entre las distintas capas se aplican métodos de secado en los que se alcanzan temperaturas de 120ºC.

Cuando un vehículo presenta daños en la carrocería y debe renovar parte de la pintura, los talleres han de reponer las mismas capas que fueron aplicadas en fábrica para mantener integridad de la carrocería. Para ello se encuentran con algunos inconvenientes, centrados principalmente en los equipamientos existentes para los talleres, que distan de los utilizados en las fábricas. También destaca que el vehículo se encuentra lleno de elementos plásticos, textiles, electrónicos,... que impiden alcanzar las temperaturas de secado de fábrica (120ºC) que los dañaría irremediablemente. Todo esto lleva a que los fabricantes de pintura dispongan de pinturas específicas para las características de la reparación en taller. En donde, por ejemplo, no se pueden superar los 60ºC de temperatura para el secado.

Uno de los avances desarrollados para los fabricantes de pinturas son los barnices antirrayado, que en algunos vehículos de lujo son aplicados en fábrica elevando la protección de erosiones, y que desgraciadamente son igualmente irrepetibles en el taller. Aunque empieza a comercializarse una variante para la reparación, de la misma forma que el barniz convencional, no alcanza las características aportadas durante la fabricación.

Ante la imposibilidad de restaurar las propiedades originales, lo preferible es alterar lo mínimo imprescindible las pinturas originales siempre que la entidad del daño lo permita. Para ello existen métodos de reparación que minimizan e incluso evitan la retirada de la pintura original; y, con ello, también se acorta el periodo de estancia en el taller. Otras técnicas especiales son los pulidos. el abrillantado o las llamadas reparaciones "SMART", que se centran en el daño y un mínimo daño a su alrededor respetando las capas originales en el resto de la pieza.

No debemos olvidar tampoco que la reducción en la destrucción de capas de pintura, con la que evitamos la necesidad de su reposición, disminuye de manera destacada la generación de residuos. En definitiva, propiciando el cuidado del medio ambiente.

lunes, 1 de marzo de 2010

Glaciación en Europa



Si alguna vez han cogido un Atlas, podrán observar que Bilbao está más o menos a la misma latitud que Toronto, en Canadá, o el Sur de Mongolia. Y también que Berlín y Londres están a la misma, o un poco mayor, latitud que la ciudad rusa de Irkutsk y que la península de Kamchakta.

Como se puede ver, en Bilbao hace mucho menos frío que en el Sur de Mongolia y que en Toronto. ¿Por qué?

La respuesta correcta se conoció hace unos 20 años. En ese momento se descubrió el funcionamiento de la Gran Banda Transportadora, ésta es, un gran sistema de corrientes marinas interconectadas. Con este sistema el agua del Océano Glacial Ártico llega hasta el Océano Pacífico. Este sistema se pone en movimiento por las diferencias que tienen los océanos en cuanto a salinidad del agua y temperatura. Todas estas corrientes funcionan siguiendo un mismo parámetro. El agua fría y muy salada del Océano Glacial Ártico se hunde en el suelo oceánico y fluye en dirección Sur, poco a poco va perdiendo salinidad y ganando temperatura; por lo que va ascendiendo. Y llega un momento, n el Ecuador, en el que ha ganado tanta temperatura y perdido tanta sal que asciende hasta casi la superficie e inicia el recorrido inverso.

Ahora que ya sabemos como funcionan las corrientes oceánicas en un sentido muy general ya podemos responder a la pregunta antes planteada. Y la respuesta es la Corriente del Golfo. Esta corriente nace en el Mar Caribe y llega hasta las costas de Noruega, en el Norte de este país, donde se enfría y adquiere gran cantidad de salinidad provocando que la corriente se hunda y se dirija hacia el Caribe, donde se vuelve a calentar para volver a Europa.

La corriente del Golfo, durante su recorrido aporta humedad y calor a la Europa Occidental y Central. Provocando un clima mucho más atemperado de lo sería, dada la latitud. La corriente del Golfo es la que determina el clima templado y lluvioso de la cornisa Atlántica europea y el clima predominante el la cuenca mediterránea, el clima mediterráneo. Gracias a esta corriente la vida es mucho más fácil en Europa.

Pero en la actualidad el sistema de la Gran Banda Transportadora está en peligro por la fusión de los hielos debido al calentamiento global. El peligro no es el deshielo del Océano Glacial Ártico, porque lo que se deshiela es el hielo del océano. Por lo que no se añade más masa al océano. Lo más grave es el deshielo de la isla de Groenlandia, que posee un 80% de su territorio cubierto de hielo, y tiene tal cantidad acumulado que es la segunda reserva de agua dulce del mundo después de la Antártida. Si se produjera un deshielo total en Groenlandia el nivel de los océanos en el mundo subiría 7 metros, dejando bajo el agua a países enteros como las Maldivas.

Aparte del peligro del ascenso de los océanos hay otro menos obvio pero igual o más desastroso. Con la fusión del hielo una de las consecuencias es una ingente aportación de agua dulce fría en los océanos. Y esto lo que tiene son efectos devastadores sobre las corrientes marinas, porque lo que hace es neutralizar los efectos de las corrientes marinas e incluso eliminarlas. Cuando el aporte de agua dulce es pequeña el efecto es que lo suaviza. Porque el agua dulce se queda en la parte superior al pesar mucho menos que la salada. Pero si el aporte rebasa el umbral crítico, es decir la cantidad es muy grande en un espacio de tiempo relativamente corto, directamente se las corrientes se neutralizan.

Si la corriente del Golfo desaparece, las consecuencias para Europa serían una nueva Edad del Hielo. Pues el efecto atemperador desaparecería y el continente europeo quedaría expuesto a los vientos continentales y del Norte. Según diversos estudios, al ritmo actual del deshielo, esta situación podría darse en el 2020-2025. Y el cambio sería muy brusco, en 2-3 años. En esa situación los veranos cada vez serán más frescos, la nieve en las montañas se mantendrá durante el verano, acumulándose que regresen los glaciares por toda Europa. Los inviernos serán cada vez más rigurosos hasta que llegue un momento en el que la primavera y el verano sean casi irrelevantes. Y el final de todo el proceso será el invierno continuo, a semejanza del de la Antártida. Esta situación durará, según los estudios, entre 300 y 1000 años. Hasta que las corrientes oceánicas se restauren. Por lo tanto romper el equilibrio de las corrientes es muy fácil, pero restaurarlo es un proceso natural que dura muchos años.