lunes, 30 de noviembre de 2009

Bacterias energéticas

La contaminación de las aguas y la crisis energética son dos de los problemas más importantes a los que se enfrenta la sociedad actual. Encontrar una solución conjunta a estas dos cuestiones ha sido el propósito del grupo de Bioelectrogénesis de la Universidad de Liverpool, y los microorganismos son sus aliados en esta singular cruzada. Lo que pretenden es que el residuo "pague" su propio tratamiento, debido a los altos costes que la sociedad ha tenido que invertir en generar compuestos de síntesis y materiales; con esto se quiere ayudar a recuperar toda esa energía química contenida en los residuos del agua y del suelo.

Precisamente con el objetivo de descontaminar las aguas residuales y, simultáneamente, generar energía eléctrica limpia nace el proyecto europeo "Bacterial Wiring for Energy Conversion and Biomediation" (BacWire), financiado con tres millones de euros por el Séptimo Programa Marco dentro del área de la nanotecnología. En este proyecyo están embarcados, además de la Universidad de Liverpool, investigadores de la Universidad de Alicante, Universidad de Berna (Suiza), Universidad de Alcalá de Henares, el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA) de Mar de Plata (Argentina) y la empresa danesa de células de combustible Electro-Cell.

Lo que han ideado es un sistema que consta de unos electrodos introducidos en agua residual con la bacteria Geobacter, que transforma los contaminantes y, a la vez que "respira" el electrodo de la misma forma en que nosotros utilizamos el oxígeno, genera un flujo de electrones, es decir, electricidad. El sigiente paso que están tratando de averiguar es cuales son los mecanismos por los que las bacterias transfieren los electrones a los electrodos y así poder conectar a la Geobacter unos nano-cables con el objetivo de diseñar pilas de combustible microbianas más eficientes que permitan aplicar esta nueva tecnología.

Este particular organismo era ya conocido porque al respirar óxidos de hierro de las rocas, los transformaba en un imán natural, la magnetita. En este caso, el material que se le da a Geobacter para respirar y que produzca electricidad es grafito, el mismo que encontramos en la mina de los lápices.

Tras obtener buenos resultados en el laboratorio y en diversas plantaciones, el siguiente paso es comprobar que el método es también efectivo a gran escala. Por eso el consorcio está diseñando una celda de combustible a escala piloto y poder tratar un metro cúbico de agua residual. De esta manera se podría conseguir energía de forma contínua eliminando a su vez residuos tóxicos. Es una solución perfecta que nos ofrecen nuestras amigas las bacterias.

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